jueves, 15 de abril de 2010

El Indomito frio de la ausencia...


Al perecer la tarde con sus lapidosos malabares, y tras una jornada incandescente, la cual amenazaba con desbaratar mi cabeza y botar mis planes. Yacía sentado en el aposento de la soledad, meditabundo analizando tu malestar. Una fuente inesperada se precipito de las ventanas de mi alma y mi corazón, al darme cuenta, en un instante de la vida que había desperdiciado por no estar a tu lado. Pero quien podrá justificar tan frustrante agonía, si lo que contemplaba, nunca me lo imaginaria. Ahora pienso… Donde estuviste? Porque no te aprecié, fue tan poco el momento que te disfrute, creyendo firmemente que jamás te perdería, no le hice caso a tu compañía y en ti no me enfoque. Plañe mi corazón, sufre mi pensamiento, ahora que veo los vástagos de tu nueva vida, clama mi alma, y te quiero conmigo todavía. Sé que es imposible, pero pido al todo poderoso, que tu vida se llene de alegría y que algún día vuelvas conmigo hermana mía… (lg)

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