Duro es el oprobio de la decepción, como dardos envenenados sus tentáculos, que se ensartan en tu corazón. La mentira y desdén suelen ser las armas de lo que te hizo caer, para qué, como resultado lastimaras a tus seres amados. Más hiriente es la verdad que se acompaña de la realidad. Cuando todo se desvela, ni el mas oscuro manto de la noche te protege y éste mismo, te condena, pues es así como terminaste, derrochando un poco de credibilidad, y lo que mostraste fue tu iniquidad. No esperes mas la redención, pues quien se sienta en su necedad arrastra su alma y corazón a la condenación, mas bien corre, que poco tiempo te queda y sal de esa angustia, de la cual sientes pena. Busca a Dios en oración y allí encontraras la Salvación. (LG)
martes, 13 de abril de 2010
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